LOS
DIENTES DEL RASTRILLO
Alicia tiene una huerta que es la
envidia de sus vecinas.
Pasa
muchas horas entre los tablones trabajando y trabajando.
No
sé si será producto de una brujería pero, la semana pasada,
el
rastrillo comenzó a roer todo lo que encontraba,
masticó
y masticó sin descanso durante cuatro días y cuatro noches.
Se
le arruinaron casi todos los dientes.
Entonces,
la mujer ensilló el overo y, al galope, se dirigió al pueblo.
Dicen
que anda buscando un dentista, para el rastrillo, claro.
AGUA
Y SILENCIO
Silencio
en la casa. Vieja canilla. Ritmo de gotas.
Tic, gluick, tic, gluick.
Se
parte mi piel. Me cubro de escamas.
Un
mar me tapa.
AROMA A ROSAS
Siento
muy cerca el aroma de las rosas.
Cerraron
mi ataúd con las flores adentro.
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